Cómo convertir a su empresa en innovadora


30.11.2011

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Les propongo un experimento. Enciendan la televisión y busquen anuncios en vez de programas, algo bastante fácil hoy en día. Cuenten las veces que aparece la palabra innovación en el guión del anuncio, incluso seleccionen solo aquellos en los que la palabra se incluye en el slogan del mismo. Observarán que es muy sencillo llegar a cinco en pocos minutos. ¿Qué está pasando? ¿Todas las empresas ofrecen ahora productos innovadores? Quizá la palabra innovación está perdiendo su sentido auténtico, por exceso de uso, y ahora puede significar cualquier cosa.

En mi opinión innovar no es tener ideas, aunque pueda ser una parte importante del proceso, al menos la parte desencadenadora del mismo. Tampoco es suficiente con generar un buen plan de negocio sobre la misma, sino que innovar es llevar esta idea a su funcionamiento como algo que genera valor.

Una definición bastante razonable de innovación dentro de la empresa podría ser “maneras de ejecutar valor de forma diferente a la habitual”. Observe que este aforismo contiene dos palabras importantes para la definición: valor y diferente.

Pero ¿está dispuesta cualquier empresa a buscar valor de una manera diferente?

No es fácil. Una cosa que hay que tener en cuenta es que esta búsqueda debe incorporar el concepto de fracaso. No es fácil buscar nuevas formas de generar valor si no se quiere fracasar. Esta idea de fracaso es difícil de incorporar en los actuales equipos de trabajo de las empresas, con presupuestos ajustados y objetivos bien definidos. Es por eso que no es fácil tornar una empresa en innovadora, a pesar de que tenga acceso a buenas ideas.

Una posible manera de resolver este problema podría estar en crear un departamento nuevo, independiente del resto de objetivos más cortoplacistas y mejor definidos de la empresa. Quizá incluso este departamento podría tratarse de una nueva empresa, con estructura, procesos de compra, acceso a talento y modos de trabajo distintos. Que busque la implementación de esas ideas que toda organización maneja pero que pocas asumen los suficientes riesgos y esfuerzos para llevarlas a cabo.

Esta nueva empresa podría tener una doble función: por un lado gestionar fondos económicos para invertir en distintos proyectos prometedores, como si de una empresa de capital riesgo se tratara, creando una mezcla adecuada de iniciativas, balanceando el riesgo y el horizonte de las mismas. Y por otro lado una empresa emprendedora que acompaña a las ideas desde su concepción hasta su lanzamiento al mercado.

Esta empresa de innovación tendría unos objetivos diferentes a la compañía matriz, tanto en rentabilidad como en tiempos. Y debería ser capaz de suministrar nuevos productos y servicios al portafolio de la empresa matriz, suficientemente diferentes y rentables como para justificar la existencia de la primera.


Nicolás Moya García-Luján

Director de Innovación

Bankinter

 

Fotografía de Paul Watson | Flickr

 

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