Después de que en el segundo trimestre de este año la economía alemana se contrajese un 0,2%, ayer se conocieron dos malas noticias sobre su evolución.
Las exportaciones, el núcleo duro de su economía, cayó en agosto un 5,8%, un retroceso que no se conocía desde hace cinco años y que hace temer que los resultados globales del tercer trimestre vuelvan a ser negativos y la economía alemana entre en una senda de crecimiento muy por debajo de su potencial y de la esperado hasta ahora.
Así lo piensan los más importantes centros de análisis alemanes, cuatro de los cuales hicieron ayer públicos sus pronósticos:
- un crecimiento del PIB en 2014 del 1,3%, cuando la previsión anterior era del 1,9%,
- un crecimiento del 1,2% el 2015, frente a la previsión anterior del 2%.
Los economistas alemanes reclamaron a su gobierno una política de inversiones en infraestructuras que permita remontar la actual situación. Fuera de Alemania hay economistas, como Philippe Legrain, que consideran que Alemania tiene puntos fuertes muy importantes como:
- empresas de prestigio y de dimensión mundial,
- baja tasa de paro,
- calificación crediticia excelente.
Pero también destacan sus debilidades:
- salarios estancados,
- bancos que ofrecen dudas sobre sus balances,
- inversión insuficiente,
- bajo crecimiento de la productividad,
- una población envejecida
- un aumento de la producción anémico.
Y recuerdan que sus datos macroeconómicos vistos en una perspectiva de largo plazo no son nada brillantes,
- la economía alemana ha crecido un 3,6% desde el comienzo de la crisis, poco más que Francia y el Reino Unido, pero menos de la mitad de la tasa de Suecia, Suiza y los Estados Unidos,
- desde 2000, el crecimiento medio del PIB ha sido de tan sólo del 1,1% anual, por lo que ocupa el puesto décimo tercero entre los dieciocho miembros de la zona del euro,
- la inversión ha disminuido del 22,3% del PIB en 2000 al 17% 2013,
- el aumento anual medio de la productividad en el pasado decenio fue del 0,9%, un porcentaje inferior al de Portugal,
- su participación en las exportaciones mundiales se redujo desde el 9,1% en 2007 al 8% en 2013.
No es de extrañar que ahora se haya producido una desaceleración notable de sus exportaciones ya que sus principales destinos, la Eurozona y China, en el primer caso tiene un crecimiento muy bajo y en el segundo se está desacelerando.
No solo los economistas alemanes reclaman más inversiones a Alemania, también lo han hecho instituciones internacionales como el FMI.
Hasta ahora el Gobierno alemán se ha mantenido en su empeño de no realizar esas inversiones y, en el debate que se está produciendo a nivel europeo, es contraria a que se implementen planes de inversión ambiciosos, como el que propone en Presidente de la Comisión Europea Jean-Claude Juncker, para reactivar la demanda.
Puede ser, y así lo desean ya muchas voces importantes a nivel mundial, que el Gobierno alemán sea a partir de ahora, y a la vista de los datos, más sensible a las críticas y cambie la política que ha seguido y ha impuesto a otros países.
Alemania es el principal país de Europa que tiene margen fiscal suficiente para implementar políticas expansivas que dinamicen no solo su economía sino también la del resto de Europa.
Mario Draghi lo ha advertido reiteradamente. Las políticas del BCE no son suficientes para lograr que la economía europea remonte el vuelo. Es necesario que los países, por su parte, hagan algo. En el caso de Alemania las recomendaciones están claras... cambiar el criterio seguido hasta ahora y pasar a la acción es otra cuestión.
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