Nuestras necesidades van cambiando con el tiempo. La vivienda que elegimos hace diez años o más puede no sernos ya igual de útil como lo fue en su momento. Nuestra casa es nuestro hogar, donde hacemos nuestra vida en el día a día y por ello es importante tener presente que debe reunir las características que necesitemos. Hay muchas situaciones en las que el cambio de circunstancias hace que nuestras preferencias en cuanto a vivienda sean diferentes: querer irse a vivir al campo, dejar un trabajo, tener hijos o que el último de ellos haya dejado el nido. En cualquier caso, en la situación económica en la que estamos quizá sea interesante valorar cambiar de casa fácilmente mediante una hipoteca puente.
¿Qué es una hipoteca puente?
Se trata de un préstamo para la compra-venta de inmuebles en el que podemos usar nuestra vivienda actual para comprar una nueva. La entidad financiera te ofrece una financiación basada en la casa que tienes en propiedad para comprar la que tienes en el punto de mira mientras que vendes la primera.
* Imagen con licencia de Creative Commons de Mark Monz
Para ello tienes un plazo de entre dos y cinco años, lo que te ofrece un espacio de tiempo para poder hacerlo sin necesidad de malvender. A pesar de ello, hay que tomar en consideración que las fluctuaciones de los mercados inmobiliarios no siempre son tan predecibles como podemos pensar y jugar a un juego que desconocemos puede ponernos en jaque. Actuar con cabeza es una de las máximas que puede ayudarte a llevar a buen término esta operación.
Si quieres cambiar de casa pero no tienes dinero, esta opción puede ser realmente interesante para ti, aunque debes valorar en profundidad las condiciones que te ofrece la entidad en cuestión. Además, hay que tener especialmente presente que la venta de la primera casa se debe realizar en el periodo estipulado en las condiciones. En caso contrario, el préstamo deberá modificarse con nuevas carencias de pago, lo que hará que aumenten los intereses.
¿Cómo funciona la hipoteca puente?
Una hipoteca puente consiste en un solo préstamo que se divide en dos garantías: la vivienda actual y la que quieres comprar, más los gastos. El importe se reparte entre las dos garantías.
Entre sus principales características, a nivel general, se encuentra que como máximo vamos a obtener el 80% de la tasación de las dos garantías y que se puede financiar el 100% de las compras más gastos. Los periodos máximos para la hipoteca posterior a la venta de la primera vivienda se sitúan entre los 35 y los 40 años.
Para los primeros cinco años hay unas condiciones de pago, pensadas para que quien contrate este tipo de servicio pueda hacer frente a los pagos de manera cómoda. Un vez que vendas se cancela la parte del préstamo que recaía sobre esa garantía. El resto queda sobre tu nueva vivienda como un préstamo hipotecario normal, que tiene un tipo más bajo que el préstamo puente.
Ventajas e inconvenientes de la hipoteca puente
Entre las principales ventajas que tiene contratar un préstamo puente para cambiar de casa se encuentra la posibilidad de alquilar la primera. Esto supone un ingreso mensual que puede ayudar a afrontar el préstamo y los gastos habituales. Además, este tipo de producto financiero es especialmente interesante para evitar el préstamo personal, donde los tipos de interés que se nos aplican son más altos.
Como inconvenientes hay que tener presente que es una operación que conlleva un mayor riesgo, además del hecho de que se incrementan los costes al tener que constituir un préstamo hipotecario de mayor importe. En cualquier caso, el análisis concreto de la situación personal será lo que dé la información para saber si es conveniente.
