Una imagen muy popular de los médicos está asociada a un aparato con unos auriculares y una pieza redonda con el que ellos examinan nuestra respiración, nuestro ritmo cardiaco, u otros sonidos que pudieran ser síntomas de una enfermedad. Es el famoso fonendo con el que nos auscultaban desde la niñez y con el que aún nos auscultan.
Esa imagen está cambiando, y no solamente porque IBM haya anunciado que usará el superordenador "Watson" para ayudar a escoger tratamientos contra el cáncer sino porque hay un línea que percibimos día a día en la que las "maquinas" cada vez juegan un mayor papel en la atención sanitaria hasta el punto de que el protocolo de tratamiento de cualquier síntoma pasa muchas veces por unas pruebas que realizan máquinas.
Si proyectamos esta idea hacia el futuro podríamos llegar a la conclusión de que serán maquinas muy sofisticadas las que interactuando con los pacientes les diagnosticarán la enfermedad y les prescribirán el tratamiento adecuado. Y si eso llegase alguna vez a ser cierto se podría perder lamentablemente la sabiduría médica y clínica tal y como hoy la conocemos.
En este sentido van las declaraciones de IBM "Watson no se encargaría de reunir nuevos datos sobre las mutaciones y factores que producen el cáncer, sino que se enfocará hacia intentar analizar los datos del genoma y utilizarlos para recomendar el tratamiento".
La cosa ya está en marcha. El proyecto "Watson" comenzará con un grupo de pacientes que padecen glioblastoma, un tipo de cáncer cerebral muy grave y con una evolución rapidísima. Con muestras de tejidos de los pacientes "Watson" obtendrá de manera acelerada una información que, en los momentos actuales, tardaría muchísimo más tiempo e implicaría a un conjunto numerosos de especialistas.
La aplicación de las tecnologías no es algo que sea de ayer. Ya desde hace más de un siglo se aplican los descubrimientos tecnológicos a la medicina, la diferencia es que ahora se está en una fase donde la aplicación de la tecnología muta constantemente y alcanza a todo el espectro de la práctica médica.
Para ver la velocidad de ese cambio recordemos que los rayos X los descubrió Roenteng en 1895 y no fue hasta 1921 cuando se utilizó un microscopio en una operación. El uso de microscopio permitió la "endoscopia" que admite una cirugía menos agresiva. Si bien hay antecedentes históricos precarios no es hasta 1983 cuando se modifica la tecnología de los endoscopios y se crea un nuevo aparato llamado videoendoscopio o endoscopio electrónico, y es en el año 2002 cuando se introduce el videoendoscopio que permite mejor calidad de imagen y nitidez y aumenta la capacidad de amplificación y los colores observados.
Paralelamente se han ido desarrollando otras tecnologías sofisticadas. Entre las más conocidas y frecuentes está la tomografía axial computarizada (TAC), o tomografía computarizada (TC), o escáner, que permiten la toma de múltiples imágenes al rotar la maquina alrededor del cuerpo para diagnosticar una enfermedad. Estas técnicas han revolucionado la manera de diagnosticar muchas enfermedades, sobre todo las relacionadas con tejidos blandos, cerebro, hígado...etc.
La lista de aparatos y tecnología médica es cada vez más amplia, los resultados son más precisos y el tiempo requerido más corto, y su aplicación cubre un abanico completo de opciones: diagnostico, prevención, terapia y rehabilitación.
En ese futuro no muy lejano al que nos referíamos ¿qué papel desempeñaran los médicos? Seguirían siendo los depositarios de la sabiduría del cuerpo humano y de sus patologías pero, cada vez más, con un destino diferente al actual y más orientado a que sus conocimientos se unan a la tecnología.
Watson es una tecnología cognitiva que procesa la información más como un ser humano que un ordenador-mediante la comprensión del lenguaje natural, la generación de hipótesis basadas en la evidencia y el aprendizaje de lo que va.
Vídeo (en inglés): What Will You Do With Watson?
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