El sector inmobiliario chino, uno de los pilares en lo que se ha basado el fuerte crecimiento del PIB experimentado en los últimos años, es uno de los que más está acusando la desaceleración del país. Para tener una referencia, en el mes de julio el precio de casas nuevas retrocedió en 67 de las 70 ciudades analizadas, tendencia negativa que acumula varios meses.
Para intentar reactivar el sector, el Gobierno ha implementado una serie de medidas. Entre ellas ha incrementado las compras permitidas a inversores extranjeros en China. Hasta la fecha, sólo podían comprar una propiedad, y siempre y cuando hubieran residido en el país al menos un año. Desde ahora podrán comprar tantas cuantas quieran, siempre y cuando respecten los límites concretos impuestos por algunas ciudades. Éste es el caso de Shanghái, ciudad en la que sólo está permitido la adquisición de una propiedad si no se es residente.
En definitiva, estas medidas se unen a las anunciadas esta semana y que son introducidas con el objetivo de reactivar la economía y evitar un frenazo brusco de su economía, pero de dudosa eficacia.
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