Solo importa el desenlace electoral americano, que conoceremos el miércoles. El pasado reciente nos ha demostrado dos cosas:
- Primera: Que los desenlaces políticos improbables son menos improbables de lo que se cree. El Brexit es el mejor ejemplo reciente de esto.
- Segunda: Que cuando el desenlace improbable sucede hay un shock brusco, pero se corrige enseguida. Esto es así porque la abundantísima liquidez (bancos centrales más ciclo económico) presiona al alza los precios de todos los activos, pero especialmente las bolsas.
La posibilidad de que gane Trump es real. Ha venido descontándose con retrocesos continuados durante dos semanas. Parte del impacto está ya en precios. Una parte. Pero no todo. La noche asiática ha sido aceptable, con rebotes de bolsas (Nikkei +1,6%) y del dólar. Si gana Clinton, gana el estatus quo. Probablemente Wall Street subirá un poco, arrastrando al resto de índices. Es posible que las bolsas recuperen lo perdido e incluso avancen algo más. Es decir, podrían rebotar entre +3% y +5%. Pero si gana Trump tendremos incertidumbre y volatilidad elevadas... con parte del impacto ya descontado en precios, pero no todo. Digamos que las bolsas podrían recortar un -5% adicional.
No hay fórmulas mágicas para calcular un impacto de esta naturaleza, pero no podemos decir que las bolsas caerán necesariamente de manera rotunda. Si algo deberíamos haber aprendido de eventos como el Brexit es que, en un contexto de abundantísima liquidez como el actual, la estrategia de inversión no debe adelantarse a un desenlace supuestamente adverso porque la probabilidad de equivocación es elevada. Recomendamos no mover exposición si gana Trump, sino esperar a ver cómo va reaccionando el mercado y actuar en consecuencia poco a poco.
En un contexto de abundantísima liquidez en el que el flujo de fondos termina yendo hacia bolsas y los beneficios empresariales mejoran, es más arriesgado que nunca reducir exposición a bolsas, cuya rentabilidad por dividendo oscila entre 3% y 4,5%. Es probable que, después de un retroceso, la situación se reconduzca progresivamente hasta incluso tal vez recuperar todo el terreno perdido. Así sucedió con el Brexit. La clave será acompañar al mercado y reducir exposición solo en caso de que su reacción sea dura y continuada. Pero no anticipar, sino acompañar.
Pero tanto el dólar como los bonos americanos se depreciarán gane quien gane. Clinton y Trump serán más tolerantes con el déficit fiscal y pondrán en marcha una mayor inversión en infraestructuras (0,4% s/PIB según Clinton y hasta 1% según Trump). Eso debería debilitar el dólar y el T-Note. Además, Trump ofrece bajar el Impuesto sobre Sociedades desde el actual 35% (media estimada, pero puede ser superior según el estado) hasta nada menos que el 15% y el marginal máximo del IRPF desde 39,6% hasta 33%.
Tendencias para el día después de las elecciones
Si gana Trump subirán petroleras, farmas, constructoras y defensa, mientras que caerán bancos, autos y renovables; si gana Clinton subirán bancos, renovables, autos y caerán farmas y defensa. Como referencia y extrapolando a España, en caso de ganar Trump las compañías españolas más negativamente afectadas serían: BBVA, Santander, Iberdrola, OHL, Viscofán, Telefónica, Mapfre, Cie Automotive, IAG y Meliá.
En definitiva, si gana Clinton el mercado rebotará y si gana Trump retrocederá más, pero incluso en este último supuesto es mejor esperar unos días y ver cómo reaccionan las bolsas antes de tomar cualquier decisión. Es probable que el impacto sea tolerable. Y en cualquier caso caerán el dólar y los bonos. La Fed subirá en diciembre gane quien gane.
Descárgate el documento adjunto para ver el informe completo