El pasado fin de semana se celebró en la ciudad china de Hangzhou la reunión de los líderes de los 19 países de mayor peso económico del mundo más la Unión Europea, el G20. En este grupo se entremezclan países con un desarrollo económico consolidado (EE.UU., Japón, Alemania, Canadá, Reino Unido…) y otros que se conocen como emergentes (China, Brasil, Rusia, Argentina…). España acudió como país invitado.
Como se puede ver en el cuadro, el G20 acapara la mayor parte del PIB mundial:
El objetivo del G20 es facilitar la gobernanza económica mundial y en la reunión reciente la máxima preocupación era el crecimiento mundial y el desarrollo del comercio internacional que ha ido disminuyendo desde que estalló la crisis en 2007.
Si el intercambio comercial entre países crecía antes el doble que el PIB, ahora lo hace a tasas parecidas, con el agravante de que, de acuerdo con las previsiones del Fondo monetario internacional (FMI) y otras instituciones multilaterales, este año lo hará a tasas más bajas que las que se previeron antes de que comenzase el año.
Algo parecido ocurre con las inversiones internacionales.
La mayoría de los economistas se preguntan si estamos ante un proceso de desglobalización. En esta clave se puede leer el reciente Brexit, en el que la libre circulación de personas fue determinante en su reultado.
También se conocen los intensos debates que se están produciendo en EE.UU., en los que son conocidas las posiciones del candidato Donald Trump a los tratados de comercio firmados o impulsados por su país (a lo que se han unido, por motivos diferentes, el Presidente Hollande y el Vicecanciller Alemán Sigmar Gabriel en lo referente al tratado que se está negociando entre EE.UU. y la UE, el TTIP).
En Europa muchos países abogan por la reindustrialización, devolver a casa las industrias que se deslocalizaron, o por poner fronteras a la libre circulación de personas.
A este panorama es al que se enfrentó el G20, y, como muchos preveían, los resultados de la reunión han sido poco más que retóricos, declaraciones de buenas intenciones.
En cierta manera es lógico que así haya sido ya que cada país parte de situaciones e intereses muy diferentes y, de hecho, están aplicando políticas contradictorias en muchas aéreas como las monetarias y fiscales.
Si se examina lo que ha venido ocurriendo después de la cumbre que se celebró en Turquía el año pasado, los países miembros del grupo han implementado más de 145 medidas que la Organización Mundial del Comercio considera proteccionistas.
Esta situación ha alarmado a muchos políticos y analistas. Entre nosotros Federico Steinberg apunta a las "peligrosas consecuencias" que puede tener a largo plazo una retracción del comercio internacional.
Sin estar seguros de qué es primero, si el huevo o la gallina, en lo que existe una coincidencia histórica es en que el crecimiento de los países y el del comercio mundial van de la mano.
Opinión del Fondo monetario internacional
Así lo certificó el FMI en un estudio hecho público antes de la cumbre.
"El péndulo de las políticas podría inclinarse en contra de la apertura económica y si no se adoptan medidas de política contundentes, el mundo podría registrar tasas de crecimiento decepcionantes por mucho tiempo".
El año 2016 será el quinto año consecutivo con un crecimiento del PIB mundial por debajo de su promedio a largo plazo, el 3,7% (entre 1990 y 2007), y 2017 podría ser el sexto.
"El débil crecimiento mundial que interactúa con un aumento de la desigualdad está generando un clima político en el cual las reformas se estancan y los países recurren a políticas proteccionistas".
Medidas del FMI para que la economía mundial alcance su potencial de crecimiento
- El apoyo a la demanda en las economías que operan por debajo de su capacidad.
- Las reformas estructurales. Los países podrían hacer mucho más en este ámbito. Hace dos años, los miembros del G-20 se comprometieron a aplicar reformas que elevarían su PIB colectivo en un 2% adicional en 5 años. Sin embargo, en la evaluación más reciente, las medidas implementadas hasta la fecha equivalen como máximo a la mitad de esta cifra.
- La revitalización del comercio mediante la reducción de los costos comerciales y la disminución de las barreras comerciales temporales.
- Políticas que garanticen una distribución más amplia de los beneficios del crecimiento.
Como se ha demostrado, las esperanzas de que las buenas intenciones que manifiesta el FMI se cumplieran en la reunión del G20 parecen que han sido vanas.
