Comprar acciones en mínimos es el sueño dorado de muchos inversores. Sin embargo, resulta casi imposible. En ciertas ocasiones nos obsesionamos con adivinar el mejor momento para comprar una acción, y descartamos hacerlo si ya ha rebotado, perdiendo muchas veces oportunidades de inversión. ¿Merece la pena el esfuerzo de perseguir a los mercados para acertar el momento justo o es más importante el largo plazo? En este post te explicamos las diferencias de rentabilidad según el momento de compra.
Mejor momento para comprar acciones
Fisher Investments realizaba recientemente una completa infografía publicada en su totalidad por Visual Capitalist, en el que analiza las diferentes ganancias que habrían conseguido tres tipos de inversores operando en los últimos 40 años invirtiendo en el MSCI World Index con diferentes suertes y estrategias. Estos fueron sus análisis y conclusiones:
Tres inversores invierten todos los años 10.000 dólares durante 40 años (400.000 euros en total) de la siguiente manera:
- Jane habría comprado siempre en los mínimos del año.
- Jack habría comprado siempre el primer día del año.
- John habría tenido mala suerte y habría comprado siempre en los máximos del año.
Al final de los 40 años, según el análisis de Fisher Investments (basados en las cifras de Facset entre 1976 y 2018), la rentabilidad anualizada de Jane habría sido del 9,3%. La de Jack habría alcanzado el 9,1% y la de John, el 8,8% anualizado. Es decir, apenas 0,5% entre el peor y el mejor escenario, y solo dos décima entre hacerlo en el mejor momento o hacerlo siempre en un momento puntual (principio de año, en el caso del ejemplo).
Inversor |
Momento de compra de acciones |
Rentabilidad |
Saldo final |
Jane |
Inversión en mínimos |
9,3% |
4,34 millones |
Jack |
Primer día del año |
9,1% |
4,12 millones |
John |
Máximos del año |
8,8% |
3,57 millones |
En dinero total, Jane tendría 4,34 millones, Jack, 4,12 millones y John, 3,57 millones. Es cierto que medio punto porcentual anualizado al cabo del año supone un dinero importante al final del periodo, sobre todo en cantidades grandes como es el caso, en el que todos habrían desembolsado 400.000 euros. En cantidades invertidas más pequeñas, o en plazos menores, esta diferencia de ganancias entre una estrategia y otra no sería tan grande.
Por último, es importante resaltar el hecho de que todos habrían multiplicado sus ganancias por entre casi 9 y 11 veces. Es decir, el factor largo plazo, la estrategia de comprar y mantener (buy & hold) y la magia del interés compuesto habrían sido mucho más importantes que el hecho de adivinar el mejor momento para invertir cada año. Además, habría que tener en cuenta el esfuerzo, dosis de frustación y porcentaje de error que puede suponer para un inversor el lograr acertar el momento justo de compra.